Es muy importante para los cuidadores que sepamos diferenciar entre un estado de ánimo deprimido de forma puntual, por ejemplo, cuando existe una pérdida de algo ó de alguien que nos importa y una situación mantenida en el tiempo que se vuelve crónica.
Los estados depresivos pueden aparecer como efecto secundario a un medicamento, a la pérdida en los sentidos (vista, oído...) o en el caso de los cuidadores al estrés que nos causa la dependencia que tenemos del Alzheimer de nuestro familiar, que nos impide realizar nuestra vida.
Los síntomas de la depresión muchas veces no están claros y en ocasiones se da una conducta agresiva que está acumulando un estado depresivo; y es aquí donde los cuidadores tenemos que prestar mucha importancia y saber reconocer las señales de la depresión:
- Físicas
- Molestias físicas o dolores sin fundamento
- Cambios notables en el apetito
- Cambios en nuestra rutina del sueño
- Fatiga
- Inactividad....
- Emocionales
- Ansiedad
- Tristeza mantenida en el tiempo
- Llanto sin motivo aparente
- Apatía
- Sentimiento de vacío
- Indiferencia....
- Mentales
- Sentimiento de inutilidad
- Pesimismo
- Desesperanza
- Indecisión
- Sentimiento de culpa
- Problemas de concentración
- Problemas de memoria..
- De comportamiento
- Descuido en la apariencia física
- Pérdida de actividades que nos gustaban
- Alejamiento de las personas (queriendo estar solos)
- Aumento del consumo de alcohol y drogas...
¿Cómo manejaríamos estas situaciones depresivas?
- Tomando decisiones sobre nuestra propia vida
- Modificando poco a poco las causas que hayamos detectado
- Haciendo actividades que no incluyan a nuestro familiar
- Evitando el sentimiento de culpa
Sí el ánimo depresivo se mantiene en el tiempo, hay que valorar tratamiento profesional.
No olvidemos nuestros Derechos como Cuidadores de Alzheimer
Bibliografía: Un Cuidador, Dos Vidas
Obra Social Fundación "La Caixa"